miércoles, mayo 26, 2010

alfonso fabrica ferraris en kit..


MOTOR | Kit-cars
Cómo transformar su coche en un Ferrari



* Una empresa de Mallorca crea réplicas de deportivos de lujo a medida
* Los vehículos están homologados y cuestan un tercio del original
* 'Uno auténtico lo escondería en el garaje, a la copia la llevo a diario'

Carla Arrieta | Palma
Actualizado miércoles 26/05/2010 07:32 horas



Sentirse un James Bond al volante de un Aston Martin, conducir el coche fantástico o convertirse en Fernando Alonso por las carreteras es posible. La crisis, sin embargo, puede truncar los sueños de los amantes de los coches caros que no pueden permitirse entrar en el concesionario y salir con las llaves de su Lamborghini Murciélago en la mano... ¿O sí? Al fin de al cabo el motor no lo es todo. Existen réplicas, no son fáciles de conseguir y tampoco van a rugir igual en los semáforos, pero dan el pego. Se llaman kit-cars y vienen a ser como una 'carcasa' que se coloca sobre la estructura de otro coche y voilà ¡Ya tiene un Ferrari, un Lamborghini o un Cadillac replicado y a su gusto!


"La gente se queda mirándote por la calle, han llegado a ofrecerme dinero por hacerse fotos dentro del coche"

A esto se dedica SRC Kit-Cars una empresa en Mallorca pionera en España que crea réplicas de los vehículos más codiciados e incluso modelos a medida. Francisco Aguilar y su hermano Alfonso son los impulsores de este negocio. Ellos se encargan de todo, encuentran los moldes, ajustan o incluso crean los 'kits' y se aseguran de que el resultado sea lo más fiel posible al modelo real..

Los coches se montan sobre modelos de Toyota, que son los que mejor se ajustan a los carísimos deportivos porque "son más bajitos". El motor es el del vehículo de base y "se rehace el tubo de escape para que atrone". También es posible potenciar el motor cuánto se quiera e incluirle todo tipo de extras. Todo depende de lo que uno esté dispuesto a gastarse. Un modelo de Ferrari, que original puede costar unos 300.000 euros, sale por unos 20.000 ó 30.000 como réplica "y los recambios y reparaciones no alcanzan ni un tercio de lo que costaría arreglar el original" explica Francisco.
Prestaciones de lujo, mantenimiento de utilitario

Uno de verdad puede costar 300.000 euros mientras que una de estas copias sale por unos 20.000

Aquí es dónde está la razón principal a la hora de adquirir un kit-car en lugar del auténtico. El mantenimiento es la respuesta. David Hidalgo tiene ya dos coches creados a su gusto. De hecho, tiene uno a la venta para hacerse un tercero. "Tengo una réplica de un Ferrari 355 y un MR2 precioso y totalmente modificado".

Tal y como explica David "me metí en esto porque me gusta variar de coche, y soy un caprichoso, pero quiero disfrutarlos, con las réplicas puedo hacerlo".

El seguro, el mantenimiento, las revisiones y el consumo de gasolina son el mismo que un coche deportivo normal "podría comprarme uno original, donde vivo -en Andorra- son más baratos, pero no podría mantenerlo".


En cuanto a la conducción, "el motor es el de un coche deportivo y la tracción es trasera, se asemeja mucho a lo que sería llevar un Ferrari, además yo tengo todos mis coches modificados para que tengan más potencia".
'Hay que saber mucho para ver que no es original'

Víctor Farelo tiene otras dos réplicas de Ferraris "un 355 y un 360, son mis niños", comenta. "La gente se queda mirándote por la calle, han llegado a ofrecerme dinero por hacerse fotos dentro del coche, incluso me lo han alquilado para bodas, realmente llaman la atención".

Como para David, a Víctor la principal razón que le ha impulsado a optar por una réplica es el mantenimiento "si tuviese un original lo tendría escondido en el garaje, con las réplicas me puedo dar el lujo de llevar un cochazo todos los días al trabajo". Y es que arreglar un golpe de un chasis de fibra de vidrio como el que se fabrica para las réplicas "es incluso más barato que en un coche normal".

Pero no siempre se tiene suerte, comenta David, "a mí ya me engañaron una vez en una empresa de La Coruña y en lugar de un coche compre un Tamagochi, sin embargo, mis Ferraris dan el pego, hay que saber mucho de coches para darse cuenta de que no son originales".


"Nosotros no vendemos Ferraris ni Lamborghinis, sino un Toyota con una apariencia distinta"

Desde Mallorca el coche sale del taller completamente homologado y listo para circular. Sólo hay una restricción autoimpuesta para evitar problemas legales con las marcas, los modelos que recrean están ya fuera del mercado en las casas originales y aunque las medidas no sean exactas, los coches no se cortan, "sino, no podrían circular".

El negocio de las réplicas tiene muchos detractores, especialmente las casas y concesionarios, de hecho, los hermanos Aguilar recibieron una denuncia de Ferrari que quedó desestimada. La diferencia es que no se copian los coches, ni se pone ninguna referencia a la marca sin petición expresa por parte del cliente "nosotros no vendemos Ferraris ni Lamborghinis, sino un Toyota con una apariencia distinta. Tú puedes adquirir en la Ferrari desde un llavero, pasando por las llantas originales, pegatinas y letras en su concesionario, cualquiera puede ponerle la marca a su coche, pero no es lo que nosotros vendemos".

Conseguir los kits no es tarea fácil, sobre todo en España. "Algunos los traemos del Reino Unido pero hay que tener mucho cuidado, no siempre están bien hechos y si no ajustan bien el coche no queda en absoluto parecido al original" explica Francisco. Por eso es por lo que a lo largo de los años cada vez se han ido especializando más y, siempre que sea posible, crean sus propios moldes.

Ahora, los hermanos Aguilar tienen la mirada puesta en su próximo proyecto, un diseño propio del que pretenden crear 10 unidades y, "si todo sale bien", ampliar el negocio y fabricar sus coches al completo, incluido el motor. El diseño ya existe y el proyecto está muy avanzado, "a la espera de tener medios... y tiempo". Hacer un coche lleva cerca de 12 semanas de trabajo, no es tarea fácil y Francisco, trabaja prácticamente solo en su taller.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/05/25/baleares/1274775783.html

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