miércoles, febrero 27, 2013

l`eroica




“No estoy dispuesto a renunciar a dos horas de mi vida al día por el coche”
Por: Pablo León | 26 de febrero de 2013


Un momento de L'Eroica durante la última edición de la carrera. Foto de Bito Cels.

Giancarlo Brocci se dio cuenta de que a la zona de la Toscana le faltaba algo. Los pueblos perfectamente cuidados, los viñedos y los caminos de tierra generaban un ambiente idílico para recorrer en bicicleta. “No hay casi tráfico, muchas aldeas por visitar y una escasa afluencia de tráfico”, resume Brocci de 58 años con “mucha bicicleta a sus espaldas y ninguna mujer”. En 1997 cumplió un sueño: organizó el primer recorrido en bicicleta en Gaiole in Chianti. De la veintena de personas que recorrieron los caminos ese día, han pasado a las 15.000; su recorrido se ha convertido en una ruta ciclista mítica: L’ Eroica.

¿Esperaba crear un mito de los pedales?
Todo surgió como un homenaje a la figura de Gino Bartali, ciclista toscano que ganó el Tour en 1938. Así, en 1994 se nos ocurrió organizar un recorrido en bici por la zona; tres años después propuse la idea a la región y montamos una manifestación ciclista no competitiva en la que podía participar todo el mundo, pero en la que premiaríamos solo a las bicicletas eroicas.
¿Cuales son?
Aquellas anteriores a 1986. Ese año la mayoría de nuevas bicis dejaron de tener los cambios en el cuadro y se pasaron al manubrio. Queríamos recordar una época en la que los ciclistas iban con lo puesto. No había cámaras todo el tiempo, si pinchabas te las arreglabas tú solo y si ganabas eras un héroe.
¿Lo practicó?
He de confesar que siempre fui más del calzio (fútbol) que de la bicicleta. Mi pasión viene de mi infancia. Aprendí a leer de manera autodidacta cuando tenía 4 años. En el pueblo [Brocci es originario de Gaiole], poca gente sabía leer así que los abuelos me llamaban para que les relatara el periódico. La primera lectura de los lunes era la sección de deportes y en esa época, las páginas estaban copadas de bicicletas. Así me surge una pasión por el ciclismo literario. No teníamos televisión por lo que esas hazañas nos parecían grandes aventuras.
¿Por eso acabó siendo periodista?
Supongo que sí. Leí mucho y los mejores periodistas, que luego fueron grandes de la prensa, empezaron por la sección de ciclismo.
¿Cómo ha evolucionado la cita?
Los primeros cinco años venían coleccionistas de bicis antiguas y apasionados del deporte; no superábamos las 100-150 personas. Poco a poco, fue llamando la atención, primero de la prensa y luego del público, porque los participantes venían muy preparados; te trasladaba íntegramente a los años 50. En 2006 superamos los 1.400 participantes, el presidente de Toscana vino y nos propuso hacer algo más grande con L’Eroica.
¿Qué se le ocurrió?
Propuse dos cosas. Por un lado traer profesionales, no de los que iban al Giro o al Tour, sino gente buena que les apetecía correr a la antigua usanza. Así fundamos la competición de La Strada Bianchi. Esa concentración de profesionales aumentó la repercusión de la cita ya que ha sido retransmitida en más de 60 países del mundo. Después vino la fiesta con la globalización de L’Eroica y plantear una carrera no competitiva y retro. Por otro lado, realizamos una señalética permanente para que se pudiera recorrer todo el año.
¿A cuanta gente seduce?
La última edición tuvo cerca de 6.000 corredores y atrajo a unas 15.000 personas de 33 países a la región. Para este pueblo es una revolución; de repente se triplica la población. Por eso hemos querido mantener nuestra idiosincrasia, fomentar su faceta popular e implicar a todo el pueblo en el evento. Así las señoras ofrecen viandas típicas de la región, los talleres de la zona vienen para realizar la puesta a punto y todo el mundo se viste de época. La organización está formada en gran parte por personas que trabajan de manera voluntaria. No queremos industria. Para hacer esto no podemos olvidar nuestros orígenes.
¿La pasión por lo vintage les ha ayudado?
La verdad es que no siempre ha sido así. Antes venían bicis más preparadas para correr; ahora la gente tira por lo retro y los maillots. Ha surgido un mercado potente en torno a la bici vieja lo que aporta una mayor fuerza estética a la cita.
Y…¿económica?
Un fin de semana al año, un pequeño pueblo de Italia reúne a personas de los cinco continentes que mueven unos tres millones de euros en turismo. Además, el mercadillo de material vintage que organizamos se ha disparado. Es pequeño, pero se encuentran rarezas y maravillas del ciclismo. Es un movimiento extraordinario que ha revalorizado el sector de las antigüedades ciclistas.
¿Qué fue antes lo vintage o L’Eroica?
No lo tengo muy claro. Creo que la cita ha contribuido mucho a valorar el pasado. A pensar la manera en la que vivíamos y la calidad de los productos que se hacían, la mayoría a mano. Algunas marcas han encontrado un nicho y se han volcado. Bianchi, por ejemplo, va a hacer una bicicleta conmemorativa: Bianchi per L’Eroica. Campeone del mundo 1973.
¿Por qué cree que lo viejo ha seducido a los jóvenes?
Muchos jóvenes encuentran placer en revisar lo antiguo. La bici provoca ganas de comer, de beber, de ser saludable… ¡de disfrutar! Tiene un toque romántico y aporta una perspectiva diferente de la ciudad. La cultura de la bicicleta es un medio lento de reconocimiento del territorio y de la cultura. Representa la posibilidad del futuro en cuanto a salud y urbanismo.
¿Dónde dejamos la bicicleta la segunda mitad del siglo pasado?
El coche fue un hito industrial, económico y social, pero ya es evidente que no podemos seguir viviendo así. Desde La Toscana tardo unas dos horas a Roma. Si viviera en la capital, tardaría casi lo mismo en ir al trabajo en coche. Me parece estúpido pasar tanto tiempo en el coche; invertir parte de mi vida conduciendo. No puedo aceptar que el modo de gestionar las ciudades nos obligue a renunciar a dos horas de vida al día en nombre de industria del automóvil. Ahora tenemos la oportunidad de redescubrir la bicicleta.

http://blogs.elpais.com/love-bicis/2013/02/no-estoy-dispuesto-a-renunciar-a-dos-horas-de-mi-vida-al-d%C3%ADa-por-el-coche-.html#more

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